17.12.04

14 años y algunos días después del gran cambio

Justo después de la comida cuando él regresó al trabajo, ella sacó unas cajas de cartón de debajo de la cama, las armó y solo nos dijo - Tenemos que empacar-, al principio no entendí lo que pasaba, asi que pregunté qué había que empacar y ella contestó - todo- .
Lo hicimos rápidamente, no teníamos mucho tiempo, él regresaba entre 8:30 y 9 de la noche, y el señor de la mudanza quedó de pasar a las 7, asi que llenamos varias cajas y como pudimos movimos algunos muebles, no llevaríamos todo, sólo lo que le pertenecía completamente a ella, ahí se quedarían las dos camas, el ropero, la alacena, los sillones, la televisión y las cosas personales de él.

Eran las 7 de la noche, estaba oscuro y hacía frio, nos trepamos en la camioneta de la mudanza, con nuestra vida bien amarrada en la parte de atras, nos movimos durante varios minutos que a mi me parecieron la eternidad, todos en silencio, con demasiados pensamientos en la cabeza, demasiadas preguntas, pero sobre todo esa mezcla de sentimientos: incertidumbre, miedo y esperanza.

Por fin llegamos, se veía bien, un edificio alto, solo un departamento daba señales de vida porque en todas las demas ventanas no había luz ni cortinas, subimos la escalera para abrir mientras el señor de la mudanza y su ayudante comenzaban a bajar cosas; todo estaba oscuro, después de varios intentos, por fin ella le atinó a la cerradura y antes de entrar me persigné y agradecí a Dios por esta nueva oportunidad. Entramos, todo en oscuridad, era difícil ver, se percibía el olor a casa nueva, cemento, pintura y polvo. Por mas que buscaron no encontraron la forma de poner la electricidad, sobre el agua no teníamos idea cual era nuestra llave de paso, asi que prefirieron no mover nada y esperar a hacer las cosas con la luz del día.
Subieron todas las cosas, las aventaron como pudieron en cualquier lugar de la casa y por fin quedamos solos los tres: ella, mi hermano y yo, con la luz de una vela. Ella sacó unas cobijas de una caja, las extendió en el suelo, nos acostamos con la misma ropa que llegamos, y nos puso otras cobijas encima.
Recuerdo vagamente lo que pasó en la noche, quizá fué la impresión y el cansancio o quizá fue el deseo inconsciente de olvidar, lo único que recuerdo son las lágrimas antes de dormir y un intenso frio producto de la temperatura que tuve durante la noche y que mi hermano tuvo también.

De repente, siento que me pasan el trapeador por la cara, volteo a reclamar - ¡Ay perdón! sigue durmiendo- me dice mi tia, y yo digo con enfado- aay tia...- me vuelvo a acomodar entre las cobijas y es cuando reacciono- ¡¿ mi tia?! - , me levanto rapidisimo y por fin me doy cuenta que ya es de día y que se escuchan muchas mas voces en el departamento, salgo de la recámara a investigar, parece que estoy soñando, hay mucho movimiento, todos están ahi: abuelos, tios, tias, primos; unos con escobas, otros con trapeadores, otros desempacando, otros poniendo cortinas; me saludan, me abrazan y me dicen que hay comida para que desayune y luego me ponga a ayudar, pero practicamente ya todo estaba listo, y solo eran las 10 de la mañana, asi que aun hago cuentas de a que hora fue que llegaron, 3 horas de camino... debieron salir del pueblo a las 5 o 6 de la mañana, aunque he escuchado versiones de que llegaron aqui a las 3 de la mañana y se acomodaron como pudieron para dormir un rato y empezar la acción en cuanto empezara a salir el sol, no he querido preguntar detalles porque es demasiado dificil.

La presencia de la familia en ese difícil día fue la luz que nos mostró el seguir adelante con las cosas, fue lo que nos clarificó el concepto de amor incondicional, amor en las buenas, amor en las malas, siempre presentes. Perdimos a uno, pero fue mas llevadero gracias a ellos que nos enseñaron que no estabamos solos.

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HELLTENNESSEE

 

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